El ocaso del fracaso en las políticas sociales se convierte en el sueño de una sociedad desigual, que mira celosa a una clase favorecida por los tributos acumulados de todos los pobladores que constituyen esta gran nación; ya que aprovechan la estructura de una generación cimentada en la corrupción, la violencia, la indiferencia y la ignorancia para mantenerse en la cumbre del mal llamado nivel jerárquico de los estratos socioeconómicos.
En fin, podemos
imaginarlos utópicamente el colofón de la desigualdad ,en un mundo que brinde
oportunidades a todos los moradores de nuestra patria colombiana o extrapolando
a la gran Latinoamérica; donde fenómenos como el centralismo no imperen y la
verdadera descentralización marque el camino de regiones que poseen
características y necesidades intrínsecas que no se ataquen con soluciones de
otras latitudes; además soñar con un estado cercano a los ciudadanos más
vulnerables, que no cumplan sus metas solo para satisfacer al sistema económico
capitalista, si no que busquen la equidad entre todos los habitantes para
construir una real justicia social.
Pero toca vivir la realidad y mantenernos como contribuyentes
de los procesos sociales, fortalecidos gracias a los mecanismos de
participación comunitaria, que ayudan a vigorizar las colectividades ya sea en
el ámbito local, regional o nacional; en la búsqueda de la construcción de
metodologías de trabajo con los distintos actores del sistema nacional
integrado de poblaciones y ciudadanías de esta diversa tierra colombiana.